
Convertir el agua en un recurso que las personas puedan consumir de forma segura es uno de los grandes retos con respecto a este preciado bien. Esta transformación es clave para el desarrollo sostenible y se consigue mediante la planta de potabilización de agua.
¿Sabes en qué consiste? ¿Conoces cómo funciona? ¿Estás al tanto de sus beneficios? En este post, resolveremos las principales dudas sobre las plantas de tratamiento de agua.
¿En qué consiste la potabilización del agua?
El agua potable se trata de un recurso vital escaso, y es que sólo el 0,4 % del agua de la Tierra resulta apta para el consumo humano.
Por ello, invertir en la potabilización del agua se ha vuelto una necesidad, para cerciorarnos de que todos tengamos acceso a este recurso. Éste es el procedimiento por el que los humanos podemos usarlo sin riesgos para nuestra salud.
Es decir, gracias a este proceso, podemos emplear agua para beber o para preparar alimentos. Con la potabilización, se eliminan del agua sustancias tóxicas para las personas. Por ejemplo, plomo, cromo, algas, zinc, arena, virus o bacterias que pueden estar presentes en este medio.
¿Qué es una planta de potabilización de agua?
Una Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP) es el lugar donde el agua se potabiliza. No obstante, éste se trata de un nombre técnico. De manera coloquial, se conoce a esta instalación como planta de potabilización de agua o, simplemente, planta potabilizadora.
Fases del agua en una planta de tratamiento de agua potable
La llames como la llames, se trata de un complejo para volver el agua (superficial o subterránea) de ríos o embalses en apta para el consumo. Tras someterla a distintos procesos, puede utilizarse en las actividades diarias de la población:
- Captación: fase en la que se recolecta el agua. Esto suele hacerse mediante electrobombas que suben el líquido hasta una cámara de carga. Luego, el agua pasa a unos tanques. Durante el proceso de bombeo, el agua atraviesa rejas de distintos tamaños. Así, se retienen residuos sólidos.
- Coagulación: en los tanques, se liberan todas las partículas del agua. Éstas, al flotar, pueden ser extraídas. En esta etapa, se generan unos sólidos conocidos como flóculos coágulos o grumos. Y, por cierto, también se destruyen las algas y el plancton.
- Sedimentación: gracias a la gravedad, los coágulos caen al fondo de un tanque sedimentador.
- Filtración: llegado este punto, el agua circula a través de un medio poroso (por ejemplo, carbón o arena. De esta forma, ésta se clarifica a la vez que se remueven las partículas sólidas suspendidas en ella.
- Desinfección: para acabar, se eliminan los patógenos que puedan provocar enfermedades.
De este modo, la planta de tratamiento de agua potable deja este bien listo para su consumo.
Ventajas de una planta de tratamiento de aguas potables
Grosso modo, la planta de agua potable brinca numerosos beneficios:
- Alta calidad de agua consumible y equilibrada, carente de gérmenes, abundante en oxígeno.
- Funcionamiento totalmente automático.
- Largo plazo de suministro de agua potabilizada, apta para su almacenamiento.
- Mayor eficiencia energética ambiental y de filtración.
- Mejora notable en el uso de la superficie y del espacio.
- Menor “vulnerabilidad”, siendo menos susceptible a los cambios en la calidad del agua de entrada.
- Sin peligros operacionales (no necesita aplicación de cloro, dióxido de cloro u ozono).
Por ello, este tipo de infraestructuras es cada vez más solicitada.
Potabilizamos el agua para asegurar la vida
En definitiva, la planta de potabilización de agua elimina todo potencial riesgo para la salud de las personas de este líquido, tan necesario en nuestro día a día.
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